Anarchy: La noche de
las bestias (el ridículo título español para la secuela de The
Purge) es mala. Mala con avaricia. Me acerqué al cine con la
sana intención de degustar no tanto una obra maestra del séptimo
arte sino un sano retroejercicio de serie b cazurra y macarra. Una
noche donde el crimen es legal, un Frank Castle de marca blanca
armado hasta los dientes buscando venganza en una ciudad sitiada por
psicopatas. Ya imaginaba el espectáculo, cine honrado a base de
toneladas de sangre, contundentes combates y tiroteos, héroe duro y
malos malísimos. Desgraciadamente la cinta ni se acerca a eso. Ni a
nada.